martes, 20 de octubre de 2009

Universidades populares: algo está pasando

La cultura tiene que ver con buscar una salida, una expresión del encierro o la culpa, la solución de un problema, la simplificación de la existencia, el goce, el placer o la enseñanza. El ser humano siempre buscará una salida. Podemos decir que nuestra cultura por sí es crecer en distintos aspectos soñando algún día con ser parte de un todo social armónico y libre.

El dramatismo de nuestras generaciones es que todo está distorsionado. Muchos aspectos de la cultura están resentidos, devorados por la corrupción, sometidos al mercado, carentes de valores sociales consensuados por siglos. En este contexto, aparecen búsquedas que llaman la atención por la fuerza que toman en poco tiempo. Es el caso de las universidades populares. En 2008, comenzó a funcionar la Universidad Popular Arauco (UPA) en Curanilahue. Y ahora en 2009 se empezó a organizar otra, en Valparaíso, a partir de la experiencia del preuniversitario El Cincel.

En la primera, ya se registran actividades con alta participación de pobladores y trabajadores de la Octava Región. En la segunda, se avanza mediante las experiencias de talleres con una asistencia mediana.

La auto-educación no es un tema nuevo en nuestro país. El historiador Gabriel Salazar profundiza el concepto en su cátedra de Historia Social de Chile, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Allí analiza la situación desde la oligarquía hasta los marginales, durante los años 1850 y 1973. Sorprende la mención de las chinganas, parte de un proceso marginal más ligado a la cultura que a la educación “organizada” en una institución. Pero antecedentes hay y varios, como por ejemplo, la auto-educación de artesanos y trabajadores, la figura de Luis Emilio Recabarren, las sociedades mancomunales, los cordones industriales en el Chile de 1973...

TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD

El término «autoeducación» (autós, uno mismo) se emplea cuando es el mismo educando el que se responsabiliza de su educación; o sea, cuando éste se convierte en su propio educador. Obviamente el concepto debe aplicarse – al menos en nuestro caso – con perspectiva social y crítica. Aterrizando el tema, hablamos de esfuerzos que apuntan a romper la hegemonía neoliberal en la educación.

Desde la UPA señalan que “son muchos los esfuerzos que desde el mundo popular se han ido desplegando para conquistar y consolidar espacios de auto-educación, como una herramienta que permita a los sujetos y organizaciones ir avanzando hasta sobreponerse a la uniformidad intelectual del actual modelo de educación superior”.

“La Universidad Popular Arauco, con toda convicción, apuesta a que el conocimiento debe ser puesto al servicio de la transformación de la sociedad”, señalan horizontalmente todos los miembros de la UPA.

AUTO-EDUCACIÓN PORTEÑA

El preuniversitario El Cincel viene trabajando hace al menos 3 años en el ámbito de la educación popular. Recientemente culminó un ciclo de charlas sobre los derechos laborales. Ahora van por una universidad popular para Valparaíso.

Ximena Muñoz, miembro del Cincel, indica que “la universidad popular no concibe la educación como palanca individual para el ascenso social, tal como implícita y explícitamente pregona el neoliberalismo. La concibe como una contribución al proceso de contra-hegemonía al capitalismo”.

Muñoz agrega que “como universidad esperamos desarrollar un espacio que contribuya, a través del estudio, el debate y el análisis, a ­la organización y lucha de los trabajadores y los sectores populares, tanto en sus reivindicaciones cotidianas como en su rearme político e ideológico”

Para los próximos años, el proyecto de universidad popular de Valparaíso tiene claro los pasos a seguir: “alcanzar un posicionamiento regional entre trabajadores y sectores populares; reconocimiento y cooperación con otras instancias o iniciativas similares; poseer un espacio físico y financiamiento estable e independiente; e integrar más compañeros que se comprometan a trabajar y aportar con el proyecto”, puntualiza Ximena.

UNA DEFINICIÓN ACERTADA: PAULO FREIRE

Uno de los grandes propulsores de la auto-educación es el brasileño Paulo Freire. Según él, la educación popular se contrapone a la educación formal. Esta última entiende a los participantes del proceso educativo como recipientes que pueden ser llenados de conocimientos. Se caracteriza por ser una práctica autoritaria y de traspaso unilateral de conocimiento, sin reflexión ni crítica.

La educación popular o liberadora, en cambio, se caracteriza por ser un espacio de diálogo, encuentro y reflexión. A través de la superación de la contradicción educador - educando, nadie educa nadie, sino que todos se auto-educan y generan conocimiento popular y colectivo.

El trabajo de Paulo Freire ha sido reconocido en todos los continentes. Sus modelos se aplican en países tan disímiles como Japón y Sudáfrica, Venezuela y México. En Chile, el desafío es visibilizar este diálogo como un ejercicio de participación y democracia desde la ciudadanía.

Además, varios movimientos sociales latinoamericanos han llevado a cabo experiencias de educación popular. En México, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tiene las Escuelas Secundarias Rebeldes Autónomas Zapatistas. En Brasil, el Movimiento de los Sin Tierra (MST) ha desarrollado iniciativas similares, que se relacionan con el concepto de economía solidaria y reforma agraria. En Argentina, está la Universidad Trashumante y la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo.

A seguir informándonos. Algo está pasando.



Por Absalón Opazo Moreno
Radio Placeres

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